Querido Juan;
No me coges el teléfono, te escribo, ¿sigue en pie lo del viernes por la noche?, ya me cuentas. Hablé con François sobre la peli. No sé qué te habrá parecido. Discutí con él bastante tiempo. Ya sabes cómo somos los directores, encantados de compartir nuestro trabajo y poner en duda las decisiones tomadas. Te cuento un poco: En tu obra, tardamos poco en entender que vivimos a través de los ojos de Germán y, por consiguiente, que las visitas a la casa de los Rafa se efectúan a través de la lectura de los textos y no desde la propia vivencia de Claudio. Es decir, aseguras el punto de vista en Germán y así acostumbras al lector a esos saltos de espacios y tiempos sin necesidad de mayor explicación. Esto no solo lanza un gancho infalible de atención e interés frente a la obra sino que hace funcionar todo el mecanismo de identificación y meta lectura que propones. Le comentaba a François que son esos los rasgos que, en mi opinión, dotan a la obra de su carácter propio. Insisto en esa interesantísima relación que establece el lector con Germán. Lo poco que cuesta ser él y dar por hecho su entorno. Asumimos relaciones y dinámicas hasta el punto de caer, al igual que el propio personaje, en descuidar las consecuencias de ese interés obsesivo con los escritos del chico. Nos descubrimos conscientes de estar cayendo en una hipnosis de la que no queremos escapar. A la hora de la interpretación, ya sea propia o con el motivo de una adaptación cinematográfica, los huecos que dejas son más de los que uno se plantea durante la lectura. Por así decirlo, sabemos menos de lo que deberíamos pero lo justo para lo que nos interesa. Cuando le señalé la decisión de introducir la trama del interés sexual y/o amoroso del personaje de Rafa hacia Claudio, me respondió de una manera muy clara, “solo hago explícito lo que se sobreentiende del texto”, y creo que esa decisión de mostrar es lo que me lleva a vivir una experiencia bastante alejada de la lectura. Lo que le venía a decir, querido Juan, es que me parece que la propuesta audiovisual no ayuda a construir y a elevar la lectura sino que me distrae y me aleja de la narración. Me parece interesante y acertado en momentos, como las apariciones físicas de Germán en las vivencias de Claudio dentro de la casa o las decisiones de casting, pero echo de menos ese punto de vista acentuado que tanto te engancha de la obra. Le conté que tanto su película como tu obra me han ayudado a pensar en el proyecto en el que estoy trabajando estos últimos meses. El poder de la decisión de no mostrar y la confianza en las imágenes que muchas veces cuesta encontrar. La fuerza del personaje de Juana, por ejemplo, se me diluye al tratar de atender a sus vivencias personales. Vivencias que ya me imaginaba por su manera de hablar con su marido o de interpretar la lectura y que solo me causan distracciones. Creo que me estoy repitiendo Juan, y encuentro poco sentido en mis palabras. Pienso en concentrar la narración bajo el punto de vista de Germán, como hace la obra, y así entrar poco a poco en el mundo audiovisual del personaje y de las construcciones que hace, de Rafa, de la familia de Rafa, de Claudio. Acentuar la obsesión por esa proyección que acaba chocando y reflejándose en su propia vida sin darse cuenta. Porque esencialmente solo vemos a Rafa, en su casa y en el insituto, pero cuando entramos en su cabeza y en esas lecturas es cuando empezamos a ver el resto, pero siempre desde Germán y lo que lee y lo que interpreta, olvidándonos de que puede no ser la realidad. Pienso que eso respeta más lo que sentí al leer la obra y así se lo cuento a François. Pero tienes que hablar con él, su mirada es muy interesante. Vuelvo a trabajar en mi proyecto. Trataré de apostar ferozmente, sin miedo y confiando en las imágenes. Un saludo; Lucía a 5 de mayo de 2020
1 Comentario
4/11/2022 21:40:22
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AutorLucía González Undari Archivos
May 2020
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