El Archipiélago de Mu
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Isla Esperanza

Meditaciones, cartas, pensamientos y postales

Hoy, hace 4 meses y 9 días

25/4/2022

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Estoy mal. Me encuentro mal. Es uno de esos momentos en la vida donde te vacías. Y no pasa nada. Pero te vacías. Has tomado una decisión que te ha llevado a esto. Y claro, ahora no puedes pretender que no ha pasado. Ni arrepentirte. Porque no funcionan así las cosas. Pero te vacías.

Meses de terapia, muchas charlas con personas queridas y alguna que otra publicación de instagram me han hecho saber que en los momentos malos uno puede, y debe, pedir ayuda. Así que estos últimos días he tratado de hacerlo y llenarme un poco. En mi agenda aparecieron: la peluquera, la profe de pilates, Bad Bunny y, cómo no, mis amigas. Y todas, tranquilitas y en orden, han tratado de aparecer y ayudar. Y lo han hecho. Sin duda. Pero una está vacía y espera que cualquier cosa la llene. Y claro, eso es injusto. Así que con agujetas, un nuevo corte de pelo, más minutos en spotify y un update en la vida social de los que me rodean sigo aquí, cómo no, vacía, y encima enfurruñada.

Yo sé que ahora alguien se quejará de que me esté quejando. Pero aquí mando yo y escribo lo que me da la gana. Así que me quejo. Porque no quiero sentirme mal. Porque estoy harta y cansada de pedir, de necesitar, de esperar. Porque me canso de sentirme sola y traicionada. De ser un bebé. De no poder serlo. Porque odio en todas las conjugaciones del verbo ¡Qué triste! Pero aquí estamos. Y me enfado, y me come, y no quiero, pero sí. Porque sí.

Irascible, presuntuosa, egocéntrica…

¡Uf!… ¡Qué pereza! Suélteme señora, no la conozco, no sé qué quiere. Relájese, nada es tan importante. Déjelo estar. Son unas fechas malas para todos. Tómese algo y métase en la cama. Mañana será un nuevo día.

Me rindo. Cierro el vídeo de youtube que estaba viendo desde hace treinta minutos y que no estaba viendo. Aparto el guion que trato de escribir desde hace semanas. Dejo el móvil, y la switch, y el kindle que he sacado porque me parecía buena idea. Lo apago todo y me quedo mirando por la ventana.

Hace frío y es de noche, pero solo son las seis de la tarde. Me acuerdo de lo mucho que me apetece leer y, antes de enfadarme conmigo misma por las innumerables tardes que he decidido no hacerlo, cojo el primer libro que encuentro. Me lo regaló una amiga por mi cumpleaños. Sigue oliendo a nuevo. Lo abro despacio, tratando de que no se me escapen las ganas. Y ahí esta, en la primera página: una bonita, delicada y concisa dedicatoria. No es que no la leyese en su momento, pero no la recordaba. De pronto, esas palabras que reposaban silenciosas en mi estantería me devuelven más cariño del que me he permitido sentir estos últimos días. Y yo, vacía y enfurruñada, solo necesitaba leerlas.

Sobrevaloramos recuerdos porque pensamos que solo son eso. Pero no. El amor que alguna vez estuvo ahí, sigue ahí. En el recuerdo. A través de palabras, sensaciones o imágenes; de cartas, de fotos, o de dedicatorias, sellamos aquello que alguna vez fuimos capaces de vivir y de sentir, marcando de forma permanente nuestros sentidos.

En algún momento cierta marca se convirtió en la herida que ahora me hace vulnerable y egoísta en los peores momentos. Pero es que nadie dijo que fuese fácil. Dejo salir esos demonios y trato de no llenarme de lo equivocado. Dejo la rabia, el ego, el rencor. Lo intento.

Me convenzo de que hoy toca vaciarse. Igual que a mi alrededor, cada uno transita por etapas diferente. A veces no coincides ni con tu familia ni con tus amigos. O igual es que no pueden ayudarte. O que necesitas algo distinto. Que te necesitas. Hoy toca vaciarse. Aprender a quererse solo. A tener paciencia y poder reconectar, poco a poco, contigo, con los que te rodean.

Volver al pasado no es siempre un acto de nostalgia sino un ejercicio de recordar cómo es uno fuera de estos malos momentos.

Estoy mal. Me encuentro mal. Me vacío. Me relleno. Escribo, leo y recuerdo.

Estoy bien. Estaremos bien.
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Hoy me permito llorar

20/2/2022

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Callada,  prudente, obediente y complaciente.  

Ansias por ser la adolescente perfecta, la joven perfecta, la mujer perfecta. Ansias por miedo a no serlo, por sufrir la violencia latente que respira entre nosotros. Vivimos en una sociedad traumada, limitada a ver en blanco y negro. Vivimos sedados y alienados en un momento donde solo la violencia extrema, negativa o positiva, es capaz de despertarnos. Es lo fácil, lo cómodo.


Entre el individualismo atroz, el consumo masivo y la cultura de la cancelación hemos ideado nuestra propia trampa. Una maquinaria preparada para la autodestrucción. Las personas perfectas no existen pero avanzamos y actuamos como si fuesen a aparecer en algún momento, construyendo sistemas violentos para tratar de engendrarlas. Sistemas que hacen de cada interacción humana, física, intelectual, cultural o emocional; una guerra de humillación donde la dignidad no es lo único que se pierde. Parece que es mejor continuar sedados y alienados. ¡Atrévete tú a decir algo!, a ser, a vivir, a equivocarte…


Yo soy producto de ese sistema. Sin decir nada. Yo, mordiéndome las uñas y arrancándome los pellejos, soy capaz de quebrar mi cuerpo antes de decir lo que pienso o sentir lo que siento; antes de dejar de ser callada, prudente, obediente o complaciente. Miedosa y cobarde. Literalmente, consumida por mis emociones y pensamientos. Literalmente. Un acierto del sistema. Un diseño ideal para encajar en la traumática estructura que nos hemos montado. Uno que no molesta y participa del consumo. Un “casi” separada por la insuficiencia. Todo, por la búsqueda repugnante de una idealizada perfección.


Hoy se me ha caído la fachada. Hoy siento el peso de la globalización del contexto. La violación del espacio íntimo, del espacio seguro y de confianza en el que equivocarse. Hoy lloro esa pérdida, cómplice de la maquinaria que la sepulta.


Mañana no hablaré de lo que siento. Mañana no denunciaré ningún maltrato ni defenderé ninguna causa. Seguiré sin fuerzas, interpretando mi papel de juguete roto, siendo ese producto vacío que tanto ansiabais construir. Sonriente, callada, complaciente y vacía.


Mañana.


Hoy, me permito llorar y pensar en el cambio.

​Lu

Madrid a 20 de febrero de 2022 - 2:04 de la madrugada
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31 de octubre; de la muerte a la vida

31/10/2021

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Entre volcanes, inundaciones, ataques de ansiedad y otros fenómenos meteorológicos, por fin llegamos al 31 de octubre. Y menos mal, porque no sé vosotros, pero esta “vuelta a la rutina” ha sido más terrorífica que nunca.

Para mi Halloween es especial. Las fiestas de disfraces, las calles oscuras, las pelis de miedo y el tonteo con el más allá, siempre han sido una debilidad. Después de un año entero dejándonos llevar por el cinismo y el hastío de un futuro poco prometedor, de repente, todo parece ponerse en pausa para disfrutar de la noche que nos conecta con lo sobrenatural.

Pero no para todos tiene este matiz, ni espiritual ni fiestero, y solo representa una mera excusa capitalista para aumentar el consumo durante esta época del año. Para aquellos que así lo consideren y para cualquier otro que quiera re-imaginar esta fiesta, os invito a bucear entre sus distintos significados. Para ello, lo primero es entender Halloween como un frankenstein de tradiciones.

En los inicios de conmemorar este día otoñal se encuentran en la festividad celta del Samaín, que simbolizaba la muerte del verano y el inicio del nuevo año. Se llevaba a cargo a manos de la clase sacerdotal celta, los Druidas, quienes poseían “infinita sabiduría y perfecta armonía con los ciclos de la tierra” Posteriormente, los Romanos, con su infinito afán de copiar y adaptar, decidieron que el uno de noviembre también sería especial para ellos. En concreto, honrarían a Pomona, diosa de las huertas y los frutos, y darían gracias por la cosecha recibida.

He aquí la primeriza relación de distintas frutas con Halloween que perdurarán a través de los años. Desde la leyenda de Jack O’ Lantern (s.XIX), condenado a vagar de por vida por el purgatorio con la única ayuda de una linterna improvisada con una calabaza, hasta los míticos juegos de “pescar la manzana”. Además, los frutos empezarán a tener una estrecha relación con la adivinación.

Pero si estas fiestas las consideras absurdas paganidades, no te preocupes, la Iglesia Católica pensaba lo mismo y en el s.V, con la misión de San Patricio de convertir Irlanda al cristianismo, redefiniría en fondo y forma todas las fiestas locales. Aún así, no sería hasta el s.IX que nació el Día de Todos los santos a manos de Gregorio IV para honrar a los difuntos y recordar a las almas que cumplían penitencia en el purgatorio que se unieran a la oración por su liberación y descanso eterno.

Lo curioso es que, el apego a las fiestas pre-cristianas haría llevar al pie de la letra las devociones cristianas. Por lo tanto, aquel devocionario que terminaba con “concédeles (esta noche) el paso de la muerte a la vida” en vez de entenderlo como la muerte siendo el purgatorio y la vida el paso al cielo, se convertiría en un resurgimiento literal de los muertos. 

Durante el Renacimiento se perfeccionarían las fiestas de máscaras y disfraces pero sería ya en los siglos XVII, XVIII y XIX, con la llegada de los irlandeses al Nuevo Continente, cuando se empezase a consolidar el Halloween norteamericano que todos tenemos en mente. Las bromas de duendes y trasgos iniciaron el “truco o trato” pero, a partir de entonces, ha sido la cultura y la situación socio-política del mundo (sobretodo de la cultura norteamericana) lo que ha ido moldeando Halloween.

Diferentes eras como la obsesión por Tutankamón en 1924 o el éxito de Drácula a raíz de la Gran Depresión, la llegada de Roosevelt a la presidencia y la influencia del Jazz y Houdini en fantasmas clásicos han ido definiendo los disfraces más populares. En los últimos años, caretas de Trump se mezclan con antihéroes como el Joker o Harley Quinn y con trajes de los protagonistas del terror de los años 80.

Como dice David J. Sakl en su libro sobre Halloween: “En las últimas décadas, los mandos de la máquina de Halloween han quedado firmemente a manos de los baby boomers, una generación caracterizada por su notoria reticencia a renunciar a los elementos que forjaron su infancia." Así que, por favor, boomers, zoomers, señores mayores o tiktokers, vamos a tratar de afrontar esta celebración con la ironía que más nos caracteriza explorando todas sus caras posibles y luchando contra sus afanes consumistas. Elijamos con consciencia que queremos conmemorar esta noche y sumerjámonos con ello en los rincones más tenebrosos del alma humana.

Termino de escribir a las 23:51. Hoy 31 de octubre en Madrid. Faltan cuatro días para la luna nueva, hace 17 grados y pronostican lluvias para el resto de la noche. Mi consejo es que si salís de fiesta tengáis cuidado con los caramelos que aceptéis. Evitad cementerios y casas abandonadas y no os olvidéis de decorar vuestros hogares con calabazas iluminadas.

Yo estaré a oscuras, me duele bastante la cabeza. O igual tengo que ir al oculista. Me huele a ajo toda la casa… Qué desgradable….

Feliz Jábolin, grupo.

Lu

Madrid, a 31 de octubre de 2021

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Al cero

12/9/2021

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"Mi cabeza rapada me hacía tener un look más abstracto, menos ligado a una raza, a un sexo o a una tribu determinados. Yo era negra, pero no lo era; era mujer, pero no lo era; norteamericana, pero también jamaicano-africana; era como ciencia ficción"

Grace Jones

Por fuera, mi madre se estremece al ver que me despojo de uno de sus bienes más queridos. Se piensa que he sido malamente influenciada. Mi padre trata de entenderme a través de referencias cinematográficas. Se acuerda de la sargento O’Neil, de Imperator furiosa o de mi querida Ripley. Mi tía piensa en las imágenes de Auschwitz o el videoclip de Sidney O’Conner. Y mis amigas fantasean con iconos queer o el coraje que creen necesitar. El resto, probablemente, pensarán que me he vuelto loca o que estoy enferma. Pero, es solo un corte de pelo, ¿no?

Por dentro, el primer mechón es el que más duele. Soy pequeña, estoy en el parque cuando se acerca un chiquillo, de mi misma edad, interrumpiendo molestamente nuestro partido de fútbol. Yo jugaba demasiado bien, así que sus palabras fueron desafiantes: “si eres una chica, demuéstralo”. El pelo cae. Los veranos los pasaba en campamentos donde, ingenua de mi, osaba entrar en el vestuario con mi look “de chico”. Un acto que me exponía a cientos de miradas y bocas castradoras que me exigían encajar en su corta e ignorante visión del mundo. Teníamos 10 años. Solo quería jugar al fútbol.

El pelo sigue cayendo. He crecido, ahora cubre mi cara, mi voz y mi mirada. Quise darle una oportunidad a esa figura tan ansiada. Entonces, nadie parecía tener nada en contra. En contra de una chica alta, de pelo largo rubio y ondulado. Por la calle me propusieron ser modelo. Dije que no. Pocos años han sido tan tristes. No se siente bien ser alguien que no eres, pero se siente peor no saberlo.

Ya no quedan casi mechones largos que cortar. Ahora es una mujer más mayor, madura y segura la que aparece en mi memoria. Ha decidido cortarse el pelo de nuevo. Volver a ser pequeña. Ahora son señoras las que tratan de expulsarme de baños públicos (hay gente que nunca cambia). Pero, ahora, hay una sonrisa en mi cara, con orgullo y una vergüenza casi evaporada. Ondea la bandera multicolor. Parece que he encontrado la identidad soñada. Por fin.

Mi cabello inunda el suelo de la habitación y el ruido de la maquinilla cesa. El espejo me devuelve un rostro desconocido y a la vez más familiar que nunca. Busco entre el cristal a aquella chica alta del pelo corto y por primera vez siento algo de miedo. No la encuentro. ¿Qué he hecho? La borrosa y potente historia de las cabezas femeninas rapadas me ataca de golpe. De la higiene al castigo, a la culpa o a la rebeldía, a la comodidad o la necesidad. ¿Qué tendré que ver yo con esas mujeres? ¿quién me creo? si no he vivido ni la mitad que ellas. No me apetece que me vuelvan a juzgar, a denigrar. A mirar, antes de escucharme. A sentir vergüenza por entrar en un baño, por jugar al fútbol, por andar por la calle. Por ser, por estar.

El espejo me devuelve un rostro desconocido y a la vez más familiar que nunca, pero decido mirarle a los ojos y recuerdo por qué lo hice. Se siente… libre, poderoso.

Hace poco me recordaron que para cambiar las cosas hace falta estar un poco incómodo. Y es que, hace tiempo ya que no entro dentro del canon paras los seres que piensan que las mujeres son objetos de deseo. Pero ni eso es necesario para vivir rodeada de críticas, comentarios, juicios y prejuicios a donde quiera que vaya. Y ni siquiera es solo eso. La necesidad de adoptar una identidad visual y pública es, a día de hoy, casi tan importante como ser amable, generoso o íntegro. Es absurdo. Desde que empecé a ser consciente de que ocupo un lugar en el mundo he tratado de encajar allá donde iba. Hoy se acaba.

Hoy me disculpo con aquella pequeña deseosa de salir a comerse el mundo que una vez escondí entre apariencias y costumbres para protegerla de críticas e insultos. Con todas las mujeres a las que alguna vez encerré en imágenes y prejuicios silenciando sus voces. Hoy me despojo del pelo como un accesorio turístico para pensarme de otro modo. Conocerme. Hoy te reto. A que mires con otros ojos, o a que no mires, y escuches. Que recuerdes que tú también lo haces. Cambiar y crecer. Que no nos demos por hecho a través de imágenes prefabricadas y nos acerquemos esperando descubrir cosas nuevas. Quiero los frutos del esfuerzo por conocer, conocerte y conocerme.

Se que no soy ni la primera ni la última que se rapa la cabeza. Pero esa es la razón por la que yo lo hago. Por todas.
​

Por ser yo. Más yo que nunca. Al cero.


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Lu a 12 de sptiembre de 2021
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Enlaces de interés:
  • https://www.vogue.es/belleza/articulos/pelo-rapado-historia-shira-haas-unorthodox
  • https://i-d.vice.com/en_uk/article/a3vv8p/exclusive-rose-mcgowan-on-why-going-bald-is-the-ultimate-feminist-battle-cry
  • https://www.vice.com/es/article/kzexge/mujeres-calvas-historia 
  • https://smoda.elpais.com/belleza/de-estigma-de-locura-a-simbolo-de-poder-el-nuevo-significado-de-la-mujer-con-la-cabeza-rapada/

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La ironía

5/10/2020

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Despedida de una etapa de mi vida. 
Publicado en Instagram en octubre del 2020
-L

La ironía. Hoy estaría dándole la bienvenida al nuevo año en la Ecam. En vez de eso, me despido del último y doy un paso en una nueva dirección. Podría no ser tan dramática pero sigo queriendo estudiar cine y no puedo perder ese toque. No sé cómo lo habré exteriorizado estas semanas, pero me duele más de lo que me gustaría admitir. La escuela me ha hecho ser quien soy ahora.

Bailábamos entre rodajes. Hacíamos realidad historias de todas las formas y colores, viajando de delante a detrás de las cámaras y asumiendo cada rol como si fuera el último. Con demasiada prisa crecimos y empezamos a hablar de robar cabezas y crear sultanes. Pasamos los días entre clases, reuniones, rodajes y montajes, pero también sabíamos descansar: nuestra querida plaza guarda secretos que ni nosotros nos atrevemos a desvelar. Vivíamos como nunca: íbamos a preestrenos y fiestas, hacíamos galas de premios y copas de navidad. Reflejábamos lo que creábamos, compañeros, ¡películas! Y qué peligro, cada uno la suya, alguna más accidentada que otra. Si miro la mía, ha quedado una curiosa historia de autoconocimiento, con toques de comedia, aventura y algo de drama psicológico, seamos sinceros.

Hace dos años salí de la rutina y conocí lo que es tener pasión por un oficio. He trabajado con personas que me han dado más de lo que podré devolverles nunca. He conocido el talento, la dedicación, la frustración, la desesperación, el valor y la alegría. He vivido aventuras emocionantes y una preciosa historia de amor. Pero como ya sabéis, las películas se acaban y muchas veces no con el final que nos gustaría.

Siempre he creído que los buenos equipos son como las buenas familias: se protegen, se apoyan y se cuidan. Son valores que se demuestran siempre en los peores momentos. En momentos como este. Algunos dicen que era demasiado joven, yo veo que fui demasiado ingenua: ayudar y confiar no siempre es suficiente. Las películas, antes de serlo, son expectativas y todos tenemos las nuestras. Siempre he creído que los buenos equipos son como las buenas familias: se protegen, se apoyan y se cuidan. Hay quiénes lo son y te lo demuestran y quiénes no. De todo se aprende.
​

No me enfada tener que irme, sino querer quedarme y no poder hacerlo. La tristeza y la rabia se evaporan cuando me recuerdo que todo pasa por algo. Me queda un profundo cariño y agradecimiento por todo lo que he vivido dentro de la escuela y gracias a ella. Por todas y cada unas de las personas que me han enseñado tanto durante este camino. Volveremos a vernos.

Como nos dijeron una vez: la vocación tiene un lugar. Pero este ya no es el mío.

Gracias.

Lucía
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Madrid, 5 de octubre del 2020 
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Cine de Terror Feminista

31/10/2019

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​​Artículo para "Recomienda A La ECAM"  publicado en la web de la escuela en 2019. 
-L

Llega el otoño. La adrenalina del verano derrapa entre las hojas y la lluvia de las calles vacías. Mi gata está un poco más feliz y yo empiezo a sospechar, los niños corren un poco más rápido, las palomitas saben diferentes y el chocolate deja de derretirse. Entre mantas y caprichos me acuerdo de lo que es pasar frío y volver a la rutina. Me salva, como cada año, esa emocionante vuelta al diálogo entre fantasía y realidad que conforma el cine de terror .

Hace poco leía que el terror ha sido siempre el género con el ratio de audiencia femenina-masculina más igualado que cualquier otro, y no solo eso, sino que fue el primero en el que los personajes femeninos tenían más tiempo en pantalla que los masculinos. Y no me sorprende. La exploración del miedo, esa vulnerabilidad frente a lo desconocido, que en el ocio acaba siendo tan adictiva, no es más que la traducción de la necesidad humana de entender y resolver las dudas que atañen a nuestra existencia. El problema viene cuando el género se consolida únicamente bajo una mirada de hombre cis hetero blanco. Esto sí que da miedo. El género de terror, junto con el melodrama, ha sido el espacio que el cine ha otorgado a la expresión de los conflictos femeninos pero el monopolio del punto de vista masculino hace que estos acaben siendo juzgados desde un marco de una realidad patriarcal y opresiva. El lugar de la mujer se manifiesta como el miedo del hombre y de ahí nacen los arquetipos que bien conocemos de ​scream queen​ o final girl​ donde nuestra condición nos relega a la cosificación, sexualización y represión. O es el sujeto puro a proteger o la malvada tentación sexual que evitar.

Aún así, las cosas están cambiando, y mucho. Nuevas miradas, nuevas autoras, una audiencia más crítica, nuevas lecturas e incluso una reivindicación de figuras femeninas pasadas por alto. Sin ir más allá, la cinta de culto que fue La noche de Halloween (1978) de John Carpenter estuvo producida y coescrita por Debra Hill. Actualmente, los dos maestros del cine de terror contemporáneo Ari Aster y Jordan Peele nos ofrecen una reestructuración del género nueva y apasionante. Además la unión de una serie de directoras entre ellas Karyn Kusama (The Invitation 2015) da lugar a una antología de cuatro cortometrajes que abordan el terror en XX (2017). Sin olvidar tampoco The Witch, de Robert Eggers o The Love Witch de Anna Biller que exploran la figura de la bruja desde extremos opuestos.

Al fin y al cabo el feminismo no es un género, es una actitud, una crítica y una mirada. Os propongo una lista de títulos que, de una manera u otra me han conmovido y entusiasmado. Una serie de películas de la última década que, sin ser las primeras, ni las últimas, se revelan dialogando entre el lugar tradicional de la mujer en el género y la construcción de uno nuevo, tanto detrás, como delante de la cámara.


Vuelven (2017) Issa López
Miedo moderado
A causa de la desaparición de su madre, Estrella decide unirse a un grupo de niños huérfanos de su edad para intentar sobrevivir entre las calles de un méxico asolado por las guerras del cártel y la violencia infantil. Escrita y dirigida por la mexicana Issa López que hace su debut en el género, nos enseña una lección de empatía con aquellos que viven el terror en su día a día. Una apuesta visual muy atractiva y grandes interpretaciones pero, sobre todo, una mirada diferente y necesaria.

A Girl Walks Home Alone at Night (2014) Ana Lily Armipour
Miedo asequible
Probablemente una de mis favoritas de la lista. En una pequeña ciudad fantasma iraní la noche está custodiada por una joven vampira que recorre las calles en skate tomando la justicia por su mano. Las relaciones se entrelazan para dar lugar a una historia de amor con una especie de James Dean en Rebelde sin Causa. La directora celebra, realza y juega sin pudor con sus referentes para crear este western vampírico postmoderno. Nadie hubiera dicho que se trata de su ópera prima.

Raw (2016) Julia Ducarnau
Miedo asequible
Fantástico coming of age francés que usa el canibalismo como metáfora del despertar sexual ¿se puede pedir más?. Romper con las expectativas familiares y sociales para hacer caso a su intuición más primaria y comenzar el duro trayecto hacia edad adulta. Una buena rotura de los roles de género establecidos no sin antes criticarlo. Hace poco su directora contestaba en una entrevista a una consideración sobre la ternura que puedan aportar las mujeres al género:
“¿Ternura? ¿Has visto mi película? Cuando haces terror, estás expresando una forma de violencia que sientes en tu interior, y es importante que reconozcamos que las mujeres también podemos sentir violencia o rabia”

The Babadook (2014) Jennifer Kent
Miedo exigente
Aún me siento reacia a las películas que encierran a la mujer en el ambiente familiar para hablar de la maternidad. Me acaba dando más miedo pensar en tener un hijo así que el propio bicho aterrador. Pero al final, de eso va la cosa. Una historia en clave de cuento de la gestión de los miedos de madre e hijo al hacerse realidad las pesadillas del pequeño. Una fábula más real y común de lo que pudiera parecer.

Honeymoon (2014) Leigh Janiak
Miedo moderado
El miedo que aflora en la luna de miel de una joven pareja, ese momento en el que sabes que algo va mal pero no sabes realmente de qué se trata. En poco tiempo y con un presupuesto muy limitado la película es capaz de tratar los miedos del matrimonio de forma sencilla y eficaz a través de un relato asfixiante liderado por la gran interpretación de Rose Leslie.

Hush (2016) Mike Flanagan
Miedo exigente

Dirigida por Mike Flanagan coescrita y protagonizada por Kate Siegel. Bajo una premisa clásica y conocida del gato y el ratón, el film innova en una protagonista sordo muda que desafía las expectativas del género. Un reto inteligente que consigue el miedo y la tensión que propone.

Thelma (2017) Joachim Trier
Miedo asequible

Absorbente, elegante e increíblemente real. El noruego Joachim Trier trata el despertar sexual de una joven en su paso a la universidad marcado por la fuerte influencia de la familia con firmes creencias religiosas. Fuera de quedarse en el claro conflicto que propone, utiliza elementos fantásticos y de terror para dar forma al complejo mundo que conforma nuestra mente.

Lucía Undari

​a 27 de octubre de 2019 
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La Heroína: una droga de película

22/11/2017

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​​Os dejo un pequeño trabajo que hice para el instituto en 2017.
​Me apetecía tenerlo por aquí. 
-L

​Una divertida Uma Thurman tonteando en el salón, un prometedor Jared Leto empeñando una televisión o un joven Ewan McGregor tirado en el suelo puede ser lo único que conozca mi generación acerca de una de las drogas más perjudiciales que existen: se trata de la Heroína, también conocida como “caballo” o “dama blanca”. Pero, ¿Qué es realmente aquel polvo blanco que nos hemos acostumbrado a ver en la gran pantalla?

Para entender su presencia y constancia hay que, primero, entender a la droga en sí.
La Heroína es un derivado semisintético de la morfina; ambas forman parte de las drogas depresoras del Sistema Nervioso Central extraídas del opio, llamadas opiáceas. Son denominadas recreativas por sus efectos euforiantes, analgésicos ( supresores del dolor ), hipnóticos ( con capacidad para producir sueño ) y sedantes.

La heroína fue en un primer lugar fabricado y comercializado a finales del siglo XIX y principios del XX para fines médicos como sedante para la tos y sustituto de la morfina. En poco tiempo se vio que superaba enormemente a la morfina en términos de adicción produciendo una fuerte dependencia física y psicológica (convirtiéndose en una de las drogas más peligrosas) y  empezó un largo proceso de prohibición a lo largo de todo el mundo.

La droga se distribuye en forma de polvos blancos o marrones, dependiendo de su pureza, y se consume principalmente a través de la inyección o esnifada. Sus efectos más inmediatos son una súbita sensación de placer, completa euforia y sedación total con ausencia de cualquier malestar psíquico que dura entre dos y tres horas. Físicamente produce una disminución del tamaño de las pupilas y una ralentización de la respiración. A largo plazo, una vez desarrollada la tolerancia y la dependencia encontramos alteraciones psicológicas como la apatía o la depresión; alteraciones en el sistema nervioso con trastornos de atención, memoria e insomnio; e incluso alteraciones cardiovasculares y digestivas.


Una vez dicho esto, ha de ser remarcado su trasfondo sociocultural. Hablamos de una droga que comenzó de la manera más noble posible, a manos de la gran farmacéutica Bayer acompañada de campañas promoviendo una euforia más intensa y más estimulante que su predecesora, la morfina. A comienzos del siglo XX se llegó a distribuir de manera gratuita para, irónicamente, desintoxicar a adictos a la morfina. Pero poco duró ésta insensata ilusión. Con el primer año desde su salida al mercado llegaron los primeros adictos y aún así, pasarían alrededor de 15 años hasta que Bayern la retirara del mercado. Fue finalmente en 1924 cuando la Heroína pasó a ser completamente ilegal sin ningún tipo de excepción. A pesar de esto, la expansión fue inevitable e incluso habrá que esperar hasta 1971 para que en algunos países como Alemania se dejara de comercializar libremente a través de farmacias.

Con la llegada de la II Guerra Mundial el tráfico en EEUU fue prácticamente eliminado y el culmen para EEUU se alcanzará ya con la llegada en 1969 del presidente Nixon y su campaña de “guerra contra las drogas” y la creación del DEA (La Administración para el Control de Drogas). Es en ésta década de los 60 marcada por el movimiento Hippie dónde se desarrolla un fuerte contraste con respecto a Europa. La diferencia es apreciable sobre todo en 1968 dónde se vive en EEUU el máximo apogeo del fenómeno Woodstock: la despreocupación, el sexo y las drogas, sobre todo el ácido; frente a un Mayo del 68 que se vive en Europa como una revolución del proletariado y un desarrollo de la cultura underground donde entra en juego, de nuevo, la dama blanca.


Tras la muerte de Franco, a partir del 1976 se inicia un camino hacia la década de los 80 que se vivirá en España de manera agridulce: se respiraba una atmósfera de completa libertad donde “todo vale” y movimientos como la movida madrileña de la mano de la llamada “la generación perdida” donde los jóvenes caían en el abismo de las drogas. Lo cierto es que la heroína se convirtió en una epidemia con cifras desorbitadas que rondaban los 8000 heroinómanos por todo el país. Fue “un auténtico drama social que conmocionó a la España de la época” según cuenta un reportaje de rtve. El alto incremento de criminalidad es asociado por la policía al consumo de drogas y la respuesta por parte del gobierno no llegaría hasta 1985 con el Plan Nacional sobre drogas.

Ésta sociedad está perfectamente reflejada en la película española tan polémica para la crítica y aclamada por el público, El Pico, dirigida por Eloy de la Iglesia en 1983. Y, cito textualmente “Películas como El pico retratan a la perfección esta epidemia que se cebó en barrios obreros masificados y en los que la juventud no tenía ningún futuro por la crisis económica, y donde muchos de los protagonistas de estas películas murieron por su adicción a esta droga.” Es “La historia de dos chavales bilbaínos, ambos hijos de representantes políticos, que caen casi sin darse cuenta en la heroína es la retrato más cercano, realista y doloroso que se ha hecho en España sobre la drogodependencia. Un elaborado montaje de sexo, drogas y política que representa sin edulcorantes la cara más oscura, y por desgracia no tan marginal, de la juventud española.” Contamos además en youtube con un precioso coloquio entre uno de los protagonistas de la historia, el director y un aclamado filósofo, que años más tarde nos dan su visión sobre la creación de una obra tan impactante para una sociedad, nunca mejor dicho, necesitada de una dosis de realidad. (Haré posteriormente apología  a éste coloquio).

Entre palabras avanzamos en el tiempo y nos movemos desde la mitad de la década de los 80 hasta entrar de lleno los 90. El consumo mundial se estanca y empieza a descender fuertemente. Los motivos fueron la parición del SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual que se transmitían entre los consumidores a causa de compartir las jeringuillas y producían un gran miedo y rechazo a los posibles interesados. La lucha cada vez es mayor e incluso se empieza una distribución gratuita de metadona (fármaco utilizado para el tratamiento de la adicción a la heroína). Además, nace una nueva concepción del consumo de drogas. Cómo bien comentan en el previamente mencionado coloquio, se relaciona ésta nueva visión con el movimiento Grunge que se desarrolla por aquel entonces en Seattle, EEUU.

​Con grupos de música como Nirvana o Pearl Jam e ídolos cómo Kurt Cobain, con una gran adicción a la heroína, “asociamos el consumo con ganadores en vez de perdedores”, y se abandona la relación del consumo con malestar, cambia la percepción. El tema deja de ser tabú en la sociedad. El cine como  máxima expresión cultural, abraza las nuevas oportunidades y nacen títulos que hoy en día valoramos cómo cine de culto e incorporamos sin ningún pudor a nuestras conversaciones diarias. En 1994 Tarantino crea una de sus mayores obras, Pulp Fiction, dónde una de nuestras protagonistas Mia Wallace esnifa, pensando que era cocaína, heroína provocándole una, casi mortal, sobredosis. En 1996 llega de manera comercial Trainspotting de Danny Boyle, que conforma, de una manera más completa “uno de los mejores acercamientos sobre el tema y un título que marcó a toda una generación de espectadores.” Finalmente, en 2000, tenemos Requiem por un sueño de Darren Aronofsky basada en la novela homónima de 1978, que se aproxima de forma más realista a la dura realidad de una adicción que puede acabar con la vida de una persona.


La Heroína ha estado presente en muchas generaciones desde su aparición. Con éste recorrido a través de su historia quería entender y resaltar su impacto a través de los tiempos y cómo hemos llegado a tener un tan amplio y buen catalogo de películas sobre ello. Cómo hemos llegado incluso a perderle el miedo aunque no el respeto.
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Bibliografía


  • https://culturacolectiva.com/historia/historia-origen-heroina/
  • http://www.rtve.es/television/20150409/heroina-mal-se-llevo-delante-generacion-movida/1125875.shtml
  • http://perso.wanadoo.es/jcuso/autor/viejo-topo.htm
  • Wikipedia
  • http://elpalomitron.com/cine-comprometido-las-drogas-en-el-cine/
  • https://psicologiaymente.net/drogas/heroina
  • https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/drugfacts/la-heroina
  • https://www.muyinteresante.es/salud/fotos/las-10-drogas-callejeras-mas-mortiferas/flakka
  • http://www.cat-barcelona.com/faqs/view/que-es-la-heroina-y-que-efectos-produce
  • http://www.centrocp.com/las-drogas-en-el-cine-norteamericano/
  • Coloquio: https://youtu.be/0iVh7Oy6PCA
  • https://culturacolectiva.com/cine/el-cine-y-las-drogas-parte-uno/
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    Lucía González Undari

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